ARTÍCULOS DE OPINIÓN
Una cuadrilla de amiguetesJorge Marsá La Voz de Lanzarote y La Isla Informativa, 13 de febrero de 2004
Sostiene Lorenzo Olarte que Canarias es un paraíso de corrupción. Y difícilmente puede llevársele la contraria a persona tan bien informada en estos asuntos. No obstante, no se me ocurrirá a mí utilizar otra vez el término corrupción o corrupto, después de haber sido escarmentado por la jueza Doña María Dolores García Benítez con 9.000 euros. Así que si Canarias es tierra de corrupción, Lanzarote es la isla de las irregularidades, de lo sorprendente y de las excepciones legales. Al fin y al cabo, no deja de ser sorprendente que el Presidente del Cabildo esté de nuevo en la cárcel por haber cometido irregularidades en la búsqueda de excepciones legales. Cuando en Canarias hablan de corrupción y en Lanzarote de irregularidades, a partir del rígido y recto magisterio de Doña María Dolores, se piensa siempre en el ámbito político. Sin embargo, también hay funcionarios que trabajan. Y algunos lo hacen a destajo: Felipe Fernández Camero ha sido destituido como secretario del Ayuntamiento de Arrecife, por realizar tal cantidad de trabajos que el Ministerio de Administraciones Públicas ha tenido que considerarlos incompatibles. Al revés de lo que hizo la corporación que, con el voto de CC, PIL, PSOE y PP, declaró su compatibilidad con catorce años de retroactividad... por si las moscas. Es bien conocida la extrema dificultad de que en este país se expediente y sancione a un funcionario; pues bien, en Lanzarote ya tenemos un ejemplo de que, pese a lo que algunos creen, no resulta tarea imposible. En ese Ayuntamiento no sólo el primer funcionario merece la atención de la Administración del Estado. No sé en qué momento, si antes o después del último viaje vacacional del Sr. Fernández con su amiga María Isabel Déniz, el Director General del Catastro del Ministerio de Hacienda se dirigía a la Alcaldesa de Arrecife pidiendo informes sobre las correrías del encargado del catastro en ese Ayuntamiento, Francisco Carmona Garcés. Ejemplo excepcional de cómo un delineante y oscuro empleado municipal amasa una notable fortuna acudiendo al pluriempleo. Este funcionario, en sus ratos libres –como el otro–, dirige cinco sociedades –que sepamos–, tres de las cuales están dedicadas a la especulación del suelo, de ese suelo que se registra en su oficina del catastro. Una de ellas controla un polígono industrial en el que se levanta ya casi un centenar de naves industriales, todas ilegales; circunstancia que no ha llamado la atención de su amigo Fernández en uno de sus trabajos: el de secretario del Ayuntamiento. El objeto social de las otras dos sociedades del delineante es proporcionar servicios jurídicos, ¿quién será el abogado que presta esos servicios? Con la experiencia del Sr. Carmona en el ámbito de la especulación del suelo, y con las amistades que gasta, hay a quien no extraña que Maria Isabel Déniz le haya situado al frente de la Oficina del Plan General. Cierto que también hay a quien le extraña sobremanera, y rememora la fábula del zorro encargado de vigilar el gallinero. Hace poco tiempo que un ciudadano, Gonzalo Murillo, denunciaba en La Voz de Lanzarote un hecho curioso: “El Sr. Felipe Fernández Camero en su función de Secretario General del Ayuntamiento de Arrecife, ha firmado la licencia de obra de la vivienda de su sobrino político, el Sr. Miguel Pallarés, que es contraria a la normativa urbanística vigente”. La edificación estaba situada, como no, en terrenos gestionados por una de las empresas del Sr. Carmona, sujetos al parecer a diligencias judiciales de tortuoso recorrido. Pero sobre este asunto sabremos más cosas en poco tiempo, porque el Sr. Pallarés, además de sobrino político del Secretario, es también funcionario y experto en leyes, Fiscal de Arrecife, y el 21 de diciembre se querellaba contra el denunciante y el propietario del medio de comunicación. Ahora bien, pedir 50 millones de pesetas y cuatro años cárcel por párrafos como el citado más parece una pataleta que una querella. Claro que este tipo de actuaciones de funcionarios públicos no pueden circunscribirse exclusivamente al municipio de Arrecife. El registrador de Tías parece haber mostrado habilidades comparables en el desempeño de su función pública, y se encuentra a la espera de juicio. En el banquillo de los acusados le acompañará el que algunos consideran el mayor empresario de la Isla, Juan Francisco Rosa. No sabemos si al empresario le defenderá en esta ocasión, como ha sucedido en otras, su amigo el Sr. Fernández. Pero sí sabemos que en Lanzarote hay una entrañable cuadrilla de amigos que nos sitúa en la vanguardia de ese terreno de actuación de tan difícil calificación. Si la Isla perteneciera a Dinamarca resultaría sencillo encontrar el adjetivo, si Lanzarote formara parte de ese “paraíso de la corrupción” al que se refiere Lorenzo Olarte las cosas estarían claras. Pero el hecho diferencial insular y la disciplina inglesa de Doña María Dolores nos obligan a referirnos a estas actuaciones como irregulares. Lo cual resulta verdaderamente estúpido, porque se practican, como se ve, con una sorprendente regularidad. Además, este asunto revela el injusto trato que reciben nuestros políticos. El número de la revista Cuadernos del Sureste que fue secuestrado por denunciar las irregulares prácticas del Sr. Fernández, calificaba llanamente de corruptos, con nombres y apellidos, a buena parte de la clase política insular. Y no ocurrió nada. Podríamos convenir, por lo tanto, que en Lanzarote la corrupción es una manifestación que se produce exclusivamente en el ámbito político, mientras que las actuaciones equiparables de los funcionarios públicos deben ser catalogadas como irregularidades. Así que, a la espera de que tribunales de mayor altura que el de Doña María Dolores nos devuelvan nuestra libertad de expresión, tendremos que continuar dedicándonos al cultivo del eufemismo.
La BestiaMiguel Ángel de Leon La Voz de Lanzarote, 4 de febrero de 2004
No hay que saber mucho de matemáticas para caer en la cuenta elemental de que la suma de los números del año en curso, 2004, da un resultado de 6. O sea, el número de referencia de La Bestia (666, para ser más precisos, según nos avisa y advierte el mismísimo Libro Sagrado, La Biblia). Visto así (o ansina, como diría un concejal de Cultura o un consejero cabildicio que yo me sé), hasta puede ser entonces que estemos en el verdadero año del Anticristo, Ése cuya llegada a la Tierra llevan centurias anunciando los más catastrofiscas, aguafiestas o charlatanes. Otros, por el contrario, juran y aseguran que en realidad La Bestia ya lleva un tiempito encerrada. Yo si le digo le engaño, cristiano... BESTIAL En hablando e bestialidades, a mí me decían el año pasado que a lo peor lo era el tiempo y los programas de tertulia televisiva que le dedicamos en su día y momento a la figura del ahora fulminantemente cesado secretario del Ayunta-miento de Arrecife, el excelentísimo y honradísimo (hasta la duda ofende, caballero) don Felipe Fernández Camero. Ahora, algunos sufridos telespectadores, entre ellos más de uno de los que consideraba exagerada la atención al personaje en cuestión, me dicen o insinúan que a lo peor me quedé corto en el relato y en la sana discusión pública sobre sus idas y venidas, aparte de hacerme la pregunta inevitable que siempre me formulan casi todos cada vez que me encuentran por alguna esquina en hablando de la caja tonta catódica y de lo que hoy se puede ver en ella. Ya se sabe: lo del color del cristal, que se dice. ...Y MÁS VOLCANES Soy un afortunado que no tiene conciencia de serlo. Vivo en una isla que, para los que no tienen esa inmensa suerte vital, significa un viaje irresistible. O al menos así lo afirmaban el pasado sábado, en el suplemento Viajes del diario nacional (o estatal, como dicen los animalitos que no saben lo que dicen) El Mundo. Bajo el título Doce viajes irresistibles, Lanzarote apararece al ladito de la mismísima Nueva York (que también es un sitio que adoro y deploro al mismo tiempo, ya puestos a contarlo todo). ¡Ahí es nada la comparanza!, como exclamarían los más viejos de las islas. Bajo el epígrafe En tierra de volcanes (no pidamos exceso de originalidad al periodismo cuando éste se mete a ejercer de mero folleto turístico: véase no más lo mucho y malo que se escribe sobre el cuento de FITUR, con tópicos sobre tópicos y malas frases hechas de los políticos al uso), se describe tal que así a esta misma islita sin gobierno conocido: "Cada vez que uno pisa tierra lanzaroteña comienza a reescribir la historia de esta isla canaria, botón de tierra bañado por el Atlántico, ínsula de volcanes dormidos que aguardan al visitante en el Parque Nacional de Timanfaya. Otros rincones, como la Cueva de los Verdes o los Jameos del Agua -una galería de lava que esconde un hermoso lago azulado-, son parada obligada". Ya les digo: las Islas Afortunadas, como las rebautizó en mala hora el que nunca las conoció muy bien.
SecretarioMiguel Ángel de Leon La Voz de Lanzarote, 3 de febrero de 2004
El secretario guarda el secreto, y el secreto está en el secretario. Etimología elemental. "Secretaria, secretaria,/ la que ve, escucha y calla", que cantaban los de Mocedades. Porque el secretario es la persona a la que se le comunica un secreto para que lo calle. Al del Excelentísimo, Noble y Honradísimo Ayuntamiento de Arrecife, que tiene mucho que callar, lo acaban de cesar fulminantemente desde Madrid, de forma "kafkiana", según su defendida y defensora. Pero no hay que olvidar que Kafka, en Lanzarote, hubiera o huniese sido un escritor costumbrista. ¿Recuerdan lo del sorprendente secuestro editorial de una valiente revista lanzaroteña a cuenta del cuento de la honorabilidad (no se me ría nadie, por favor) del secretario? Les refresco la memoria a los más amnésicos: "El secuestro judicial del último número de la revista lanzaroteña Cuadernos del Sureste no habla precisamente bien sobre la cacareada libertad de prensa o la facilidad que se supone que tiene cada hijo de vecina para expresar su opinión, siempre dentro de los cauces normales del respetido, que siempre es muy bonito. Llama también la atención que, al contrario que otras pazguatas efemérides, en Lanzarote siempre logre pasar totalmente desapercibido el denominado Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra (en casi todas partes menos en nuestra isla en donde el periodismo está engañosamente en auge) cada 3 de mayo. Bien mirado, ese particular olvido lanzaroteño tiene su lógica: por aquí ya nadie cree en la libertad de prensa. No están los medios ni sus actores, por lo tanto, para celebrar casi nada. En hablando de periodismo, comparto la opinión que avisa y advierte que la mejor Ley de Prensa es la que no existe. Y entiendo asimismo la otra definición que acuñó un destacado empresario periodístico europeo cuando le preguntaron qué es una noticia: "Algo que alguien, en algún lugar, pretende ocultar. El resto es publicidad". O puro periolorismo, como tenemos dicho y repetido aquí. Ya ni siquiera cabe hablar de aquel esfuerzo inútil que, como es triste fama, acaba produciendo melancolía. Tanta letra impresa para llegar a la nada más absoluta: en un trabajo de desgaste digno de elogio y a base de otorgar cargos o solicitar encargos (fijos o temporales, tanto monta, tanto da), el poder político lugareño le ha tapado definitiva y empíricamente la boca a la opinión publicada que dicen que hubo alguna vez en esta isla de conejeros o conejos. ¿Qué cosa es exactamente eso de la opinión pública? No la confundanos con la opinión impúdica y siempre interesada de los propios políticos que padecemos, más veletas que ayer e infinitamente menos que mañana. (...) Tal parece, en efecto, que cuantos más sean los medios de "comunicación" (la cantidad nunca tuvo nada que ver con la calidad), mayor es el silencio y menor es la opinión sincera y el juicio libre. Se impone con descaro la mediocridad. Gana por goleada el periodismo hueco que nos habla de reinas de la belleza y plebeyas de la simpleza. Y ahora el carnaval. Subvenciones murgueras, todas las que quieran. Subversión social, ninguna. Éxtasis de la nadería. Orgasmo de la frivolidad elevada al cubo (de la basura). Infraperiodismo que sólo ejerce de simple o simplona caja de resonancia de los poderes a los que aquél se somete". A todas éstas, la gente de Cuadernos del Sureste condenada por por señalar no más que lo evidente (parte de lo evidente, quise decir). No me gusta la palabra solidaridad porque los políticos y los medios la han desgastado inútilmente, como han hecho con lo de la sostenibilidad y otros palabros similares. Pero me solidarizo, una vez más, con Jorge Marsá, y recomiendo la lectura o relectura del famoso número 11 de Cuadernos, ya en su 2ª edición, principalmente el apartado sobre El flujo de la corrupción, y más en concreto el capítulo sobre El espacio mediático (o mediocre, según se mire).
Luces en LanzaroteÁngel Tristán Pimienta La Provincia, 2 de febrero de 2004
Hace unos meses un juez de Arrecife de Lanzarote ordenó el secuestro de una revista local porque, al parecer, iba a publicar una historia relacionada con el secretario general del Ayuntamiento de Arrecife; por supuesto, el funcionario no salía bien parado. Los periodistas querían sacar a la luz sus incompatibilidades y una serie de hechos que, en lenguaje corriente, podían ser considerados como corruptelas, o como su prima hermana. Pero Lanzarote es una isla en la que ocurren cosas verdaderamente sorprendentes, como que un político condenado repetidamente por los tribunales, incluido el TS, sea pertinazmente votado por los electores y respaldado por 'fuerzas vivas' y por otros partidos con sorprendente descaro. Es un mundo complejo en el que pasan cotidianamente cosas extrañas que, empero, allí parecen de lo más normal que se despacha. Que un juez secuestre una publicación es un hecho insólito en la España democrática; aunque también hay jueces y jueces. Casi todos los días la prensa da cuenta del comportamiento de algunos magistrados a los que es razonable suponer que les falta un tornillo, sea dicho en lenguaje coloquial. Concretamente, y para no meternos en el esoterismo de algunas sentencias, el juez sustituto de los juzgados de Lérida, Solsona y Vielha, tuvo que ser ingresado en el hospital de Violanova en estado grave después de que el pasado miércoles los Mossos d'Escuadra lo encontraran dándose cabezazos contra una pared. Pues la revista 'Cuadernos del Sureste' fue secuestrada y su editor fue condenado por intromisión ilegítima en el honor del demandante, que hizo todo lo posible para que sus negocios colaterales no aparecieran en tela de juicio. Fue un caso de libro sobre la colisión de dos derechos: el de la libre información y el de la imagen. Pero hay sobrada jurisprudencia al respecto: el secretario general de una Corporación -que además ha de velar porque las decisiones corporativas se ajusten a las leyes, y está obligado a hacer advertencias de ilegalidad cuando los concejales vayan proa al marisco- también es la imagen del Ayuntamiento y tiene unas obligaciones muy estrictas. La defensa del interés público, y el derecho de los ciudadanos a conocer la verdad, prevalecen sobre las técnicas ocultistas que intentan complicar lo que está meridianamente claro. Pero antes incluso de que se pronuncien los tribunales superiores sobre la decisión del juez local, que ha escandalizado a todos los especialistas en esta rama del Derecho, ya se ha producido una luz en medio de la penumbra: el Ministerio de Administraciones Públicas ha separado de su cargo durante seis meses al secretario general del Ayuntamiento de Arrecife, precisamente por los hechos denunciados valiente y responsablemente en 'Cuadernos del Sureste'. Los instructores ministeriales consideran demostrado que Fernández Camero ha incurrido en dos faltas disciplinarias, una de ellas considerada muy grave, por ostentar indebidamente cargos en empresas municipales. La Administración encargada de velar por el correcto ejercicio de las funciones de los llamados 'cuerpos nacionales' desmonta, además, las triquiñuelas empleadas para compatibilizar las incompatibilidades que, según la Superioridad, son totalmente incompatibles y, como en el trabalenguas del arzobispo de Constantinopla, son imposibles de compatibilizar. Aunque la Corporación decida por mayoría absoluta permitir al secretario que desarrolle las dos funciones, él no puede hacerlo, y encima está obligado por ley a advertir a los concejales de que tal decisión no se ajusta a derecho. En esta historia, de todas maneras, lo principal ha pasado a ser secundario: la compatibilidad o incompatibilidad del secretario general de Arrecife puede ser objeto de controversia jurídica. Expertos habrá que consideren que las incompatibilidades limitan el ejercicio de la libertad individual y que hasta los obispos pueden plantear en las salas de lo Social su derecho a no trabajar los domingos. Pero lo verdaderamente preocupante para la salud de la democracia, especialmente en localidades pequeñas, con fuerte empuje del caciquismo, es que haya habido un juez que sin que se produzcan los hechos verdaderamente graves y fundamentados previstos en la legislación, y que hasta la fecha se usan con restricción, haya decidido la retirada previa de una edición con lo que, a la vista de los sucesos posteriores y de los hechos verdaderamente probados, puede considerarse como una medida frívola y dudosamente democrática. Por la misma regla de tres sería imposible no sólo el periodismo de investigación, tan decisivo en la Europa contemporánea, pues cualquier político o funcionario tunante podría reclamar la prohibición de una tirada, sino hasta informaciones que podríamos considerar ordinarias. Siempre hay, en toda noticia, alguien que se considera agraviado... No saldrían los periódicos la mayor parte de los días. Bueno es, por eso, que el asunto haya salido otra vez a la superficie; pero mejor es que el fondo y la forma del conflicto se diriman hasta sus últimas consecuencias para aviso a navegantes. Siempre habrá un periodista con sentido del deber ojo avizor.
La marcha del SecretarioJosé Ramón Sánchez Canarias 7, 31 de enero de 2004
Desconozco hasta qué punto le acabe a Felipe Fernández Camero la opción de presentar recurso contra la decisión estatal de privarle de su cargo como secretario del Ayuntamiento de Arrecife. Aunque bien pensado, es un aspecto que me da igual, considerando que la base de la decisión adoptada desde Madrid es muy clara en su argumento principal, con opciones a muy pocos retoques. El cargo de funcionario puede ser compatible con el ejercicio libre de la abogacía, pero siempre que haya sido tramitado en tiempo y forma un permiso en toda regla. O dicho con otras palabras, Felipe Fernández Camero no lleva precisamente desde ayer desempeñando ejercicios profesionales tan dispares, sin facultación precisa para ello, con el añadido de que a la par que supuestamente se ha encargado de defender al Consistorio en la capital, ha sido el primer armador de los recursos que durante años han tenido en vilo a la moratoria al crecimiento turístico. Es decir, los intereses de la gran mayoría de los ciudadanos de Lanzarote en peligro por mor de un señor que se supone que tiene como primer interés profesional la defensa de lo público. Un aspecto que a muy pocos se les esconde, que da lugar a interpretaciones concluyentes, que me imagino servirá para que los editores de Cuadernos del Sureste logren al fin salir airosos del contencioso que tienen con don Felipe. En la revista no se faltó a la verdad. Sólo se daban pistas sobre un estado de cosas que a nivel estatal ahora se castiga.
La honorabilidad del ex secretario
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